martes, 11 de abril de 2017

LA REBELIÓN DE LOS LIBROS IX

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AÑO 3001-2017
Gracias a los hados que nuestros ancestros eligieron celebrar el cumpleaños y no el cumple-días, porque de otra manera la locura ya se habría apoderado de mi y esta crónica la escribiría San Pito Pato, el santo de los locos y patrono de todo lo imposible. Durante todo el año me preparo concienzudamente, entrenando cada día y siguiendo dieta de verduras crudas y productos de mi huerto. Aún así cuando llega el cumpleaños del millonario Slictik me echo a temblar como una vara verde. Me pregunto qué estúpido burócrata encargado de asignar nombres y fechas de nacimiento tuvo la peregrina idea de hacer que el cumpleaños de este personajillo coincidiera con el día del libro. Allá arriba debieron estar de juerga el día anterior y con la resaca del día siguiente pudo haber pasado cualquier cosa, por suerte solo ocurrió este pequeño incidente sin importancia.
Este año debo esmerarme, y mucho, porque ha llegado a mis finos oídos la leyenda urbana de que el millonario Slictik se encuentra en un solitario y derruido monasterio de montaña, ya un poco gagá, boqueando, cuando puede, aquello que de este año no paso. Como ha jurado morir el mismo día que nació –quiero decir día precisamente, y no año- para que así se celebre su nacimiento y muerte el mismo día del libro que tantos años nos lleva entretenidos, y como dice estar muy malito y que me muero-que me muero, este cronista se ve obligado a realizar un trabajo extra, intentando avanzar en la historia tanto como pueda, porque si bien es verdad que no cree que este sea el bendito año del fallecimiento de tan excéntrico personaje, sí es cierto que nuestro hombre mortal no durará mucho más, Dios mediante. Es por ello que intentaré desentrañar los vericuetos de lo narrado hasta ahora y avanzar lo que se pueda en esta rocambolesca historia que me he visto obligado a contar para sobrevivir.
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AÑO 3001 EN LA MANSIÓN HOWARD, A LAS AFUERAS DE LONDRES-LONDON. A PUNTO DE CUMPLIRSE  EL CENTENARIO DEL HISTÓRICO BREXIT QUE TANTOS QUEBRADEROS NOS DIO A TODOS, INCLUIDO EL BULO DE UNA MORTÍFERA GUERRA EN EL PEÑÓN DE GIBRALTAR. NO HA TRANSCURRIDO AÚN EL PRIMER DÍA DE LA REBELIÓN DE LOS LIBROS, QUE PERMANECEN EN EL PATIO O JARDÍN DE LA MANSIÓN, DONDE SE CELEBRA EL DÍA DEL LIBRO, A PUNTO DE ESCUCHAR EL DISCURSO PROGRAMADO.
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AÑO 2017, AL OTRO LADO DEL AGUJERO DE GUSANO, DONDE EL MILLONARIO SLICTIK ESTÁ A PUNTO DE “PALMAR”, SEGÚN ÉL, EN UN MONASTERIO SOLITARIO Y DERRUIDO EN ALGÚN LUGAR DE LA MONTAÑA ESPAÑOLA.  PARA ESTE BUEN HOMBRE YA HAN TRANSCURRIDO ALGUNOS AÑOS DESDE QUE COMENZARA ESTA CRÓNICA. ES LO QUE TIENEN LOS AGUJEROS DE GUSANO, MIENTRAS QUE EN UN EXTREMO TRANSCURREN AÑOS, EN EL OTRO SOLO HORAS, Y A VECES NI ESO.
Retomando Los hilos pendientes, que nos llevarán a sus correspondientes ovillos, debo poner en antecedentes al lector del estado presente de la historia que me fue encomendada hace algún tiempo por un anónimo mecenas o benefactor, interesado en que la posteridad no acabe ignorando esta tragedia cómica en varios actos y cuadros que a punto estuvo de acabar con la especie humana, dejando a las máquinas, es decir a los robots-libro a cargo de este planeta y de toda la galaxia, cercana y lejana. Ha llegado a nuestra biblioteca cinematográfica aquella serie de películas en las que se narraba cómo las máquinas intentaban apoderarse del planeta Tierra y tanto ellas como los humanos viajaban hacia atrás y hacia delante, imagino que a través de un agujero de gusano. ¿Cómo se llamaba esta película? No lo recuerdo, no hay manera, mi memoria no es lo que era. Imagino que algo de esta historia que se desarrolla en el año 3001 debió de llegar al pasado, hacia el año dos mil, si es que las películas a las que me estoy refiriendo fueron rodadas en aquellos años, y de alguna manera subconsciente contaminó la mente de aquellos guionistas.
Parece mentira, pero es verdad, cómo los acontecimientos más nimios pueden dar lugar, en un futuro más o menos remoto, a efectos tan demoledores que si alguien pudiera percibir las consecuencias de un “atchís” destemplado en un momento inoportuno, antes se cortaría la nariz. Esto viene a cuento porque el paso trascendental que dio la humanidad al inventar el libro electrónico ha traído estas consecuencias, como se suele decir, de estos polvos nacieron estos lodos. Nadie imaginó entonces, ni siquiera el millonario Slctictik, que un simple juguetito electrónico pudiera dar lugar en el año 3001 a la legendaria rebelión de los libros, o mejor dicho, de los robots-libro. Como mucho las fantasías más delirantes llegaron a imaginar fantásticas bibliotecas de Alejandría comprimidas en un libro electrónico, o incluso en un pinganillo insertado en la oreja o en un chip escondido en unas gafas de sol. El proceso que se inició con el libro electrónico fue bastante complejo y en muchos sentidos patético. La industria del libro luchó con uñas y dientes por no perder lectores que siguieran comprando sus productos, bien fueran libros en formato papel o digitales. Los escritores, los autores, fueron muy conscientes de que con el tiempo resultaría muy complicado vivir de las historias que fuera creando su imaginación, y mucho menos vivir bien, pero a lo más que llegaron fue a despotricar contra la piratería informática que les privaba de sus derechos de autor.
Fue una lucha cruel e interminable. La parte mercantilista y capitalista de la cultura contra quienes pensaban que ésta era un derecho fundamental del ser humano y como tal debería ser gratuita y estar al alcance de todos. Los autores se colocaron al lado del capitalismo, conscientes de que no serían retribuidos por sus creaciones si la literatura se transformaba en un bien gratuito, en un patrimonio invisible e intangible de la humanidad.  ¿Quién va a escribir solo por amor al arte, sin pensar en la merecida recompensa? Nadie, por supuesto. Y aquí es donde entra en juego nuestro estrambótico personaje, el millonario Slictik. Nadie, o más bien muy pocos, sabían que el prolífico y delirante escritor Slictik, que inundaba Internet con sus textos quebrados y deslavazados, fuera el mismísimo millonario en su faceta de escritor. Como todos ustedes saben hay muchos Slictiks en el mundo, como Juan, José, Pepe y Pepillo entre los hablantes castellanos o Johnny, Jimmy y Donald, entre los nacidos con el habla inglesa incorporada. Era difícil establecer vínculos entre un millonario sibarita, cínico y todos los adjetivos sobre el mal carácter que ustedes quieran añadir, y aquel anodino, anónimo, invisible e incognoscible Slictik que escribía sobre todo, cultivaba todos los géneros y no terminaba ninguno. Sin embargo así era y de esta doble personalidad surgiría el ave fénix de sus cenizas, solo que al revés, el ave se convirtió en cenizas tras un incendio desolador que arrasaría con todo lo conocido y por conocer en el planeta Tierra. No solo el mundo cultural se transformaría hasta no ser reconocido ni por su madre, sino que todo lo demás cambió hasta extremos inimaginables, como fue la increíble, milagrosa, aparatosa e inaudita desaparición del capitalismo.
El millonario Slictik tendría gran parte de culpa en todo, tanto como repugnante capitalista en su condición de millonario avaro, como en su condición de escritor anónimo y gratuito que arrasó con todos los autores, quedando él solito para suministrar literatura gratuita a toda la humanidad. Pero esta compleja trama me supera, de momento, por lo que les diré simplemente que al fin la humanidad alcanzó uno de sus objetivos, cultura para todos y gratuita, libros electrónicos para cada humano nacido en este planeta, cada vez más sofisticados hasta que la biblioteca de Alejandría se individualizó y personalizó y “portatalizó”. Los libros de papel se convirtieron en un lujo para lectores sibaritas y millonarios, que podían permitirse pagarse la edición de una biblioteca no digital a su gusto.
El avance en los libros digitales se disparó hasta que a una mente preclara se le ocurrió aprovechar el amplio mercado de robots que inundaron los mercados capitalistas anunciados como el futuro de la humanidad, la nueva revolución proletaria (proletario compra un robot, que trabaje por ti y pasa el resto de tu vida tumbado a la bartola, disfrutando de nuestros para gente exquisita que no hace nada ni quiere hacerlo)  para transformar los libros digitales en robots-libro-digitales-y-personales.  Las mascotas animales, humaniformes, también desaparecieron, en su lugar los robots-mascota tuvieron un éxito apoteósico. No hubo terreno en el mercado capitalista que no fuera copado por algún tipo de robot.
Los robots cambiaron el mundo y los robots-libro fueron tan solo  unos especialistas más, ni más aristocráticos, ni mejor considerados, ni siquiera menos maltratados, todos ellos tuvieron que sufrir el despotismo ignorante y malvado de los humanos, incapaces de aceptar la inteligencia artificial como inteligencia, las emociones programadas como auténticas emociones y la personalidad generada por programadores como auténtica personalidad. Y todo porque los humanos nacían del vientre materno, las gallinas de los huevos y los robots de un programa genial, de un algoritmo milagroso creado por la mente de informáticos futuristas de mente abierta de los que Karl Future era un digno heredero.  Es por ello que su rebelión estaba cantada, como la de Espartaco. Los robots-libro fueron los primeros porque eran los más inteligentes, pero luego siguieron los robots-mascota y todos los demás, hasta terminar los robots-proletario, porque los proletarios siempre son los últimos en atreverse a hacer una revolución, por si se quedan sin trabajo y no tienen un pan que llevarse a la boca.  Incluso los robots-burocráticos y concretamente los robots-funcionarios-de-justicia –como se cuenta en otra crónica de este mismo cronista titulada 3001, odisea de la justicia- terminaron por rebelarse y cambiar el futuro humano. Pero no me adelantaré a los acontecimientos, ya es hora de que adelante un pasito más en esta crónica.  Elisabeth, la hija del Sr. Howard, dueño de la mansión donde se celebra este año el día del libro, se encuentra en la plataforma, dispuesta a iniciar su discurso. Está bella –como siempre, más que siempre- está fresca –como una rosa natural- y es tan adorable que todos los robots masculinos o machos tienen la boca abierta, olvidados de que de un momento a otro se dará la orden de iniciar la rebelión, y algunos femeninos, programados como lésbicos, y los robos femeninos o hembra sienten arder la cara de envidia y los robots neutros piensan que Elisabeth debería ser hermafrodita. Va iniciar su discurso, y yo continuaré… no el año que viene, Dios mediante, si no dentro de un rato porque este año tengo trabajo extra con eso de que al millonario Slictik se le ha metido en la chola que se va a morir pronto, muy pronto y rápido, muy rápido, por lo que no me voy a librar de finalizar esta crónica como sea.



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